lunes, agosto 25, 2008

¡pero si estamos bárbaros!
¿ o no ?
http://www.acceder.gov.ar/

(qué modernos!)

sábado, agosto 23, 2008

*Salta (paisajes, personajes)
*pileta
*servicio doméstico
*lesbianismo
*sexo entre primos
*hotel


infaltables en las películas de Martel.

sábado, agosto 16, 2008

viernes, agosto 15, 2008

Ahora nos queda poco tiempo y no debo usar más palabras de las necesarias. (...). Las palabras no permiten estas cosas. Cuanto más cerca estás del final, más tienes que decir. El final es sólo imaginario, un destino que te inventas para seguir andando, pero llega un momento en que adviertes que nunca llegarás allí. Es probable que tengas que detenerte, pero será sólo porque te ha faltado tiempo. Te detienes, pero eso no quiere decir que hayas llegado al fin.

p. auster
el país de las últimas cosas.


f u r t i v o

miércoles, agosto 13, 2008

a pesar de lo que puedas creer, los sucesos no son reversibles. el hecho de que hayas podido entrar, no significa que puedas salir; las entradas no se convierten en salidas, y nadie te garantiza que la puerta por la que entraste hace apenas un minuto esté aún allí cuando la busques un instante después. así son las cosas en la ciudad. cada vez que crees saber la respuesta a una pregunta, descubres que la pregunta no tiene sentido.

p. auster
el país de las últimas cosas.

lunes, agosto 11, 2008

(...) Lo que realmente me asombra no es que todo se esté derrumbando, sino la gran cantidad de cosas que todavía siguen en pie. Se necesita un tiempo muy largo para que un mundo desaparezca, mucho más de lo que puedas llegar a imaginar. Continuamos viviendo nuestras vidas y cada uno de nosotros sigue siendo testigo de su propio y pequeño drama. Es cierto que ya no hay colegios, que la última película se exhibió hace más de cinco años, es cierto que el vino escasea tanto que sólo los ricos pueden permitirse el lujo de beberlo. Pero, ¿es eso a lo que llamamos vida?. Dejemos que todo se derrumbe y, luego, veamos qué queda. Tal vez ésta sea la cuestión más interesante de todas: saber qué ocurriría si no quedara nada y si, aun así, sobreviviéramos.

p. auster
el país de las últimas cosas.
gracias, g., por esa presencia a todas horas.

viernes, agosto 08, 2008

igual, javier, yo dudo... algunos no podemos más con las urgencias.



foto: urffer-gallero.


lunes, agosto 04, 2008

la gente del interior se aburre, dice javier.

El mago (fragmento)

[...]
Entre esos pequeños personajes de materia inerte también había un drama, que de pronto empezaron a representar.
-Soy cremosa y eficaz, ablando la barba, de acuerdo -dijo el aerosol de espuma-, pero ya estoy por la mitad, y cuando me agote me van a tirar a la basura.
-¿Y con eso qué? -dijo el champú-. Todos estamos por la mitad, en el mejor de los casos.
-Con nosotros los aerosoles hay que tomar precauciones especiales: si vamos a una caldera, podemos explotar como una bomba -dijo el desodorante.
-También podemos explotar por presión, en un compresor de basura -añadió la espuma.
-No es cuestión de generalizar -le respondió el jabón al champú-: entre nosotros hay seres permanentes que no se gastan.
-¿A quién se refiere, señor? -preguntó el cepillo de dientes-. Yo pierdo cerdas a cada prestación, y voy camino del reemplazo.
De la maquinita de afeitar salieron dos voces: el repuesto con dos filos flotantes y banda lubricante dijo:
-Yo soy desechable: dos o tres usos, y a la basura. El que queda es el mango.
La segunda voz era la del aludido mango, que soltó una risita sardónica:
-"Quedo" sólo por el momento. Hoy día los fabricantes están sacando todo el tiempo modelos nuevos, y discontinúan la producción de repuestos, con lo que me vuelvo inútil, y me tiran a mí también.
-Algunos sentimentales lo guardan de recuerdo; o cuando ven que sale un modelo nuevo, compran una docena de cajas de repuestos y lo siguen usando años.
-No me haga reír.
No lo decía con voz risueña. Las vocecitas de todos ellos eran muy agudas, frágiles, tristísimas. Les habían crecido patitas con las que caminaban como viejecitos, brazos con los que hacían gestos de malos actores, y ojos y bocas. Habló el jabón:
-A ustedes por lo menos les quedan los envases. Yo simplemente desaparezco. ¡Si supieran lo que es! Vivo en una continua lepra húmeda que me deforma y deshace. Yo tenía una hermosa rosa tallada arriba, y una palabra latina, Lux. Ahora soy una miserable lengua de gato afilada en los bordes, y pronto voy a ser nada.
-No sé si no es mejor eso que sentir que uno se está vaciando por dentro. El frasco sigue intacto, pero cada vez más liviano... ¡Es horrendo!
-Aquí el único que puede aspirar a una vida decente es usted -le dijo el desodorante al peine.
-¿Yo? -dijo el peine con voz de armónica-. Soy de un plástico barato, se me caen los dientes, y tengo una lamentable tendencia a perderme. ¿A quién le importa? Un peine puede comprarse en cualquier parte.
-¡Pero sigue existiendo! No me negará que han sobrevivido peines del antiguo Egipto.
-Serían peines de carey o de materiales preciosos. Yo soy flor de un día.
-Yo soy la espuma de los días.
-Yo soy un soplo -dijo el desodorante.
-¿Hasta cuándo durará esto?
-Más que nosotros. El régimen nos va a sobrevivir.
Más que vacíos, de pronto parecían desinflados, blandos. Se habían ubicado en semicírculo y se sentaban en bancos, sillas rengas y sillones raídos, todos en su tamaño; una pobre bujía brillaba sobre ellos, que tenían cuadernos y papeles en la mano.
-Voy a leer -dijo la maquinita de afeitar- el final de la serie de poemas que empecé la velada de la semana pasada.
-¡Buenísimos!
-Debería tratar de publicarlos en el extranjero - dijo el champú.
-Sí, "debería" -respondió la maquinita con fastidio-, pero ¿cómo? ¿Cómo hacerlos llegar? ¿Cómo interesar a un editor? Aquí estamos tan aislados...
Así siguieron un rato. Era una reunión de escritores disidentes de un Estado totalitario, pero con la llama de la creación todavía encendida. No querían rendirse, a pesar de todo. Se sucedieron los poemas, los cuentos, los capítulos de novela, que a pesar del fervor con que eran leídos y escuchados no podían disimular su precariedad y provincianismo. Eran grises, anticuados, muy de Juegos Florales y autoedición, como si el detestado Régimen los hubiera contaminado con su burocracia melancólica y su ideología pasada de moda. En los intervalos, volvían a sus quejas perennes:
-La esperanza es un bien no renovable.
-Perecedero.
-¿De qué sirve la esperanza si se realiza en plazos demasiado largos para nosotros? Si un niño pide un helado, y se lo prometen para dentro de cinco mil años...
El peine leía dos capítulos de su "novela lírica". Al terminar, para ahorrarse los cumplidos de compromiso, retomaba los comentarios políticos:
-Nos hacen vivir en la más cruel de las miserias, y lo llaman "austeridad revolucionaria". Se llenan la boca hablando pestes del capitalismo...
-¡Y lo peor es que son sinceros! -exclamó el desodorante con un resoplido que inundó la tertulia de olor Nature y los hizo toser a todos-. En su ambición de poder por el poder mismo son tan limitados de entendimiento y de imaginación que les gusta esta pobreza, se sienten a sus anchas en el páramo.
-Su triunfo es su derrota -dijo el champú, filosófico.
-Nuestra derrota -corrigió el jabón subrayando venenosamente el posesivo.
-Nuestra derrota es morir inéditos, y sin haber gozado de la vida.
Con estas palabras de la espuma la escena onduló como vista a través del calor de un fuego, y los artículos de tocador emprendieron el vuelo de regreso al baño. Esa pequeña Unión Soviética mágica dejó a su creador con una gran melancolía. Tanto, que no pudo creer que hubiera sido realmente obra suya. No podía ser de otro modo, pero no se reconoció en ella. Lo atribuyó al efecto del opio.
[...]

Aira.



ayer también, ese sol engañaba y yo tiritaba el frío mientras recorría parque chacabuco.
me empeño en esta difusión, no me pregunten por qué.
vayan.

(después no digan)