Al sur de la provincia de Misiones permanecen las Ruinas Jesuíticas de San Ignacio Miní, una de las principales atracciones de la provincia (detrás, por supuesto, de las mundialmente famosas cataratas). Las ruinas que se levantan en esta tierra colorada permiten reconstruir la original organización civil que fue levantada a principios del siglo XVII por la Orden de la Compañía de Jesús (y que sólo funcionó entre 1695 y 1767, cuando la Compañía fue expulsada del país). En su época de mayor apogeo, en esta Misión llegaron a vivir unos 4000 indígenas, y su cercanía al río Paraná le permitió mantener un constante intercambio con las otras reducciones. Entre otras cosas, exportaban algodón, lino, tabaco y yerba mate, y criaban miles de cabezas de ganado. Las paredes anchísimas resisten allí como testimonio de un proyecto trunco, pero también de la vida y la muerte de miles de guaraníes en lo que por entonces era la República Jesuítica del Paraguay. Declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1984, parte de esta reducción fue restaurada recientemente.Las de San Ignacio son las ruinas más importantes pero no son las únicas que existen. La llamada Provincia Jesuítica del Paraguay estaba formada por treinta pueblos que llegaron a un nivel social y tecnológico elevado, y que abarcaban territorios que hoy pertenecen a Brasil, la Argentina, Uruguay y Paraguay.
1 comentario:
Créditos, créditos: casi me olvidaba!
Una nota de Karina Micheletto, en el suplemento Turismo de Página/12, del domingo 17 de abril.
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