Como anémica de blog, antes que por culpa de glóbulos colorines (blog-glob, je). Y sin embargo leyendo a los de siempre, sobre todo a ellas. Cuando abrí el blog pensé que me serviría como archivador de memorias del viaje. Y todo, todo, todo fue cambiando. Incluso el viaje. Entonces el blog que no me gusta, que no actualizo, que comparo con esos que me gustan... Me sirve, de vez en vez, como fichero: entonces anoto cosas sueltas, como para no olvidarme. Igual es cada vez más presente la sensación: internet doesn´t last forever!. Y el mundo mismo está explotando por cuotas. A pesar de todo, le tengo cariño al blog. Porque sigue en pie y se banca mi olvido y hasta mi desprecio.
Están haciendo días más frescos y lluviosos en Barcelona. Por estos días volví a ver La Niña Santa, ví Carne trémula, Hable con ella y anoche Las tortugas también vuelan. Me desarmó, sin más.
Y después de la salidita, se largó la lluvia con todo: y yo, esquivé el paraguas de Chris, y me largué a caminar bajo la lluvia y a cantar, ante la mirada graciosa de Gabi.
Es que no se cómo liberarme de tanta angustia. Por suerte la lluvia...
Un poquito ansiosa con esto del previaje a París. Y como gran preparativo A moveable Feast. Y así, leyendo sobre posibles recorridos, calculando presupuesto, husmeando en otros diarios de viaje.