no se si tanto. o estoy super cansada. ayer (desde cocina y baño full hasta bañar a nina) y hoy limpia que te limpia, otra vez, en preparativos visita de padres. también navideñeando la casa: lucecitas blancas fijas y arbolito y todo. porque cuando limpio limpio. digamos. desde lo macro hasta los zapatos, todo. y hoy, a las 10, estaba subida arriba del escritorio, queriendo colgar unas cosas y después agujereé (?) una maceta para que baje el agua y también colgué el cuadro que armé ayer (y que sólo tardé un año en hacer) y hasta repasé unas manchas en la pared con el resto de pintura que quedó.
y recién al parque y después unas compras y flores. venía cargando con todo eso cuando (y toda sucia porque nina me saltó) cuando me encuentro con mi nuevo vecino (pb.8) y charlamos un poco. me contó que encontró una perrita el sábado y que la tiene y cosas domésticas. en eso pasa Mi Vecino y se queda y yo me derretía. ahora también se su nombre.
ahora trabajar. otro rato. estas no son vacaciones reales. pero no es sólo eso. también es fumar en paz, mirar mañana vemos y reirme con mex y haber descubierto un nuevo mundo: kevin smith, hola. ayer clerks (1994).
2 comentarios:
Ya ves, un poco nos pasa a todos, pues qué otra cosa que cierta búsqueda de una ilusoria certeza (¡ah, los rótulos!), un asidero torpe pero necesario, sería esa satisfacción por conocer un nombre; pero así son las certezas, las tuyas, las mías, siempre escasas, siempre nimias; aunque esto que escribo también pudiera no ser tan cierto, después de todo; lo cual vendría a convalidar la hipótesis. Y luego está el amor, los celos, las claves, esas que uno nunca sabe si (ni de un lado, ni del otro) habrán sido leídas correctamente, o solamente imaginadas, dos palabras, un guiño, una inclinación tan leve. Y luego de nuevo la incerteza, claro, pues de eso estamos hechos. ¿Qué querrán decir las palabras? Un beso, en cambio, dice siempre lo que dice, y no deja tanto margen para el error. O si. O habremos vivido equivocados todo este tiempo, prestando tanta atención a las palabras. De mi parte, y aunque te cueste un poco creerlo, de un tiempo a esta parte algunas certezas y nombres no me son tan necesarios como antes. Algo me ha cambiado, aunque reconozco que otras certezas serían bienvenidas. Así somos. Y luego me pregunto si alguna vez me pasará de no querer saber ya más nada de algunas cosas, dejar de leer un blog, por ejemplo, porque a mí también me pasen cosas. Pero he aquí la confesión: la verdad es que hoy no tengo ganas de escribir en mi propio blog. De repente me parece tierra ajena y desolada. Demasiado solitaria. Noseporqué. Espero que más tarde se me pase. Pero entonces, mientras tanto, escribo estas cosas en el tuyo. Igual te pido, como administradora responsable de este espacio que sos, que una vez leídas todas estas palabras inconexas tengas la bondad de suprimirlas, sin dejar de ellas un rastro.
Está bien, no las borres. Después de todo, vos sos la dueña de esas palabras, y por ende podés hacer con ellas lo que quieras.
Pero te aviso: también sos dueña de otras palabras que no han sido escritas aquí, sino en BM, y con esas haré yo lo que me plazca.
Allí están, de hecho, sólo para que sepas que.
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