trabajaba y pensaba en cualquier cosa, como siempre. de golpe y porrazo recordé la voz de la mujer que da la bienvenida y pide que apaguen los teléfonos en las grabaciones de los teatros del san martín. pensé que estaría bueno tener una grabación con su voz: caro, caro, despertate, dale caro, ya salió el sol y así.
y también pensé en una botella de absenta.
5 comentarios:
(De nuevo la fisura en tu blog, Caro... Otra vez ese descuido...)
Digo: Imaginate esa voz leyendo algo un poco más trascendente que eso de las cámaras de fotos y los celulares. Algún pasaje de Søren Kierkegaard, por ejemplo. Ponele ese que dice (cito, pero mentalmente vos le tenés que poner esa voz, ese tono, esa cadencia mecánica, que de lo contrario no sirve):
"No hay un solo hombre que no sea un poco desesperado, que no sienta en el más profundo centro de su alma una cierta inquietud, un desasosiego, una desarmonía, una angustia por algo desconocido, o de algo con lo que no desea entablar conocimiento, una angustia ante una posibilidad de la existencia o una angustia por sí mismo. Es decir que el hombre (un poco como aquellos que, según la expresión médica, están en pie y se mueven de acá para allá con una enfermedad sorda en el cuerpo) camina con una enfermedad a cuestas, padeciendo una enfermedad del espíritu, la cual de vez en cuando, en medio de esa angustia inextrincable que lo domina, suele dar una señal clara y repentina de su existencia allá adentro."
Una cosa es leerlo en voz alta uno. En la voz de esa mujer cibernética sonaría diferente.
¿Te acordás de esos tiempos en que una cita de Kierkegaard te pagaba la molestia de tener los post con comentarios abiertos?...
g.
"Ése fue su último mensaje"
dice la voz de mujer grabada del contestador de telefonika.
Hoy lo escuché.
están crípticos? eh?
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