que enseñan sólo los viajes...
Desde la boca del subte escucho que el tren ya llegó a la estación. Vuelo escaleras abajo. Allí, la situación: un molinete – de los nuevos, los válidos- cruzado con cinta plástica roja y blanca. Un cartel Subte B con DEMORA. Y los demás molinetes son de los viejos, de esos que sólo habilitan la salida. Ya manoteé la billetera pero una señora se me adelanta en el único molinete válido. Ella, que parece apurada también, tiene una tarjeta de papel (no puedo ENTENDER eso, todavía). En lo que tarda en pasar el tren cerró sus puertas. Yo hubiera llegado, pienso, mientras cruzo bufando. La señora se sienta en el banco. Yo al lado. Tengo que esforzarme para no mirarla mal, de costado. Pienso en la demora. Pienso en lo paradójico de mi apuro queriendo llegar a tiempo a yoga. El tren no demora más de lo habitual y llega antes de que yo termine de escribir estas palabras.
En el 65 de Parque Centenario a Cabildo, fila de atrás. Dos amigos a mi izquierda conversan. Uno tiene en sus manos un libro de W.Blake. El otro es el charleta. Después de boludo lo segundo que más se oye es el apelativo chabón. Con ese vocablo se refirió a Pavarotti, Binner, Lavagna y Tinelli. También habló de vacaciones en La Costa vs. vacaciones en Entre Ríos, de la cancha de Atlanta, de la mentalidad de los argentinos y de la pista de patinaje que mandó a construir Tinelli. ¿Quién necesita mp3?
5 comentarios:
Y a veces es al revés: estamos todos llenando el colectivo, o el vagón, en silencio, escuchando el estruendo musical que sale del mp3 que alguno tiene conectado directo al cráneo. Casi nunca me gusta la música que suena, y siempre me impresiona pensar cómo debe impactar en esa cabeza. Quizás sea un pensamiento de vieja, ya, no sé.
y si sos peaton, en cualquier esquina me impacta esos autos que vibran, como una caja de resonancia, con cumbias a todo volumen.
(que bueno cuando tu blog te hace ser esa especie de flanuer que recoge detalles cotidianos de la urbe -la ciudad de la furia-, que todos vivimos, pero que vos los decis como si fuera el relato de un extranjero; o de una etnografa -aunque fuese guau)
fe de erratas: quise decir flaneur
mon dieu! soy un flan!
ey! nada de "flan" (seguro que has leido ya a W. Benjamin, no?)
Me arrebataste mi vuelo intelectualoide, che!!
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