viernes, septiembre 14, 2007

"Hay ciertas cosas- dice Carlota, muy avanzada ya la novela- que el destino se propone de manera implacable. No sirve de nada que la razón y la virtud, el deber y todo lo sagrado traten de cerrarle el camino: tiene que suceder lo que a él le conviene aunque a nosotros no nos parezca bien, y finalmente acaba imponiéndose y venciendo por mucho que nos rebelemos y por más vueltas que le demos". Y luego se da cuenta de la verdad, que suena como una acusación: "Además, ¡qué digo!. En realidad el destino quiere volver a poner en marcha mi propio deseo, mi propio proyecto, contra el que actué de modo insensato".
Leo Diario de lecturas, de A.Manguel, que me prestó ella con tanto cariño. Es un género ideal para un lector apasionado como él, pienso. (Y el título ya me recordó The Polysyllabic Spree, de Hornby, que no leí pero está rondando por acá. Además me mató mi intuición: en la segunda página y por un detallecito pensé: Manguel con C. se refiere a su compañero. Ciertamente).
Poco después relata brevemente el diálogo ése entre el persa, el príncipe y la muerte (que también leímos en Borges y hasta en Dolina).
Eso en el 92, rumbo al festival de cine alemán. Vamos a ver Ein Freund von mir (Un amigo mío, Sebastian Schipper, 2006). Cuando en la sala veo que es de XFilme ya me contentó. Resultó una maravilla de película. [Jürgen Vogel!!!]. Me hizo clack en el corazón.
El destino como historia. La posibilidad (generacional?) de torcer la historia personal, de ir a contramano del progreso.
Austeiger
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