miércoles, octubre 10, 2007

Esta condena por genocidio a un cura que la jerarquía de la Iglesia siempre supo quién era y qué había hecho, hace desmoronar como un castillo de arena ya seca, ya áspera, el aparato discursivo moral de la Iglesia Católica, para la que también era mucho más cómoda la teoría de los dos demonios. Bien, desde la condena a Etchecolatz ya lo sabemos. Es la Justicia la que dice que no hubo guerra sucia sino genocidio. (...)
Los eufemismos están reventando como piñatas de goma podrida. El pasado no pasó. El pasado no se puede dejar atrás. El pasado nos acompaña en nuestros despertares. El pasado grita porque en él no sólo hay muertos queridos que nunca tuvieron flores, sino también criminales que no pagaron sus crímenes. El pasado ayer pasó un poco. Después de un genocidio, el pasado va pasando solamente con justicia.



s. russo
(entero)

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