domingo, marzo 09, 2008

Canciones progre

Por Rafael Spregelburd | 08.03.2008 | 00:19

Nuestro mundo se diluye en arsénico. Pecaré de ingenuo: yo creo en varias noticias que se leen en Internet. Ya no nos asusta la pampa desvastada por la mortífera soja al compararla con lo que las minas a cielo abierto están haciéndole al medio ambiente. Lo de La Alumbrera es genocida: contaminan 100 millones de litros de agua por día con cianuro y arsénico. El agua es almacenada en diques y desde allí se filtra nuevamente a las napas. Se han secado centenares de vertientes vecinas, con el consiguiente desplazamiento de campesinos, huertos y viñedos. Me sumo a la preocupación de mi columnista vecina Gorodischer: la migración de animales, los yacarés en Rosario, las mutaciones genéticas para sobrevivir a otros entornos, son quizá el menor de los problemas. Pero se ven, porque tienen imagen. En el Valle Calchaquí, el 80% de los niños en Andalgalá tienen arsénico en la sangre, se ven zorros pelados en la ruta y las cabras se mueren de golpe sangrando por la nariz.

sigue.

1 comentario:

Anónimo dijo...

che, buenísismo el artículo; además, no conocía al autor. y sí, da un poco de bronca q tipos como jaime roos -más alla de gustos- le laven la cara a botnia. o al menos aporten a eso, más allá de gestos menores. y sí, es una guerra también o fundamentalmente de imaginarios; suponer q más minería, más pasteras, de por sí, en sí, es ya mejor por la ecuación mineria/pasteras-trabajo, eso revela cortedad de perspectivas, la propia del capital.
mientras sigamos moviéndonos en el imaginario de la instrumentalización-acumulación, no nos resta mucho por pedir. prefigurar nuevas formas de vida parte también de afirmar nuevos imaginarios sociales, o lo q es lo mismo, sustraer los cuerpos.

alguien me contaba que los pueblos q habitaban la hoy llamada "isla de pascua" no supieron equilibrar su forma de vida con los recursos -perdón por la palabra, pero hasta en eso se expresa el imaginario instrumental- con q contaban, llegando así a una situación en la q perecieron por ello. de ahí el mudo testimonio de aquellas figuras -los mohai, si así se escribe- que miran, absortas, el lejano mar y su último anhelo de ir más alla de los confines de su territorio, aunque también de su propio abismo insalvable, la muerte.

salud y alegría.