viernes, abril 11, 2008

Es extraña esta ciudad
o yo estoy fuera de escala

g.c.

Estoy como Grenouille. No paro de oler. La ratonera en que se transformó la casa mutó de olor. Todas las cosas fueron al menos una vez cambiadas de lugar. (Acá se movió mucha energía). Sumale la pintura de esa pieza. Pronto se establecerá un olor nuevo. Después al subsuelo de Retiro. Tardamos veinte pesos en llegar. El taxista se despachó con consideraciones sobre la Llama Olímpica y sobre este país. Sigo. Arriba en Retiro. Desplegué mi campaña "trate bien a un empleado" y me fue bárbaro. Me tomó una carta de reclamo impecablemente escrita y me pasó el bendito número para acceder a la porquería que llaman tarjeta de viajero frecuente. De ahí a la Zona Baja, es decir, de la terminal Retiro al subte Retiro. Le decimos Zona Baja porque es idéntica a la zona de Encarnación que se apoda de igual manera. Ya en el subte me dieron arcadas. Volví con eso de que me resulta imposiblemente incomprensible que algunas personas elijan tomar un café o, peor aún!, comer en los bolichones del subte. Encierro+poco oxígeno+fritangas+multitudes. Ajá. En un ratito al laboratorio. Ahí si, charming. (El mismo olor que en las VHS de Berlin). También encerrado, también subsuelo pero en el aire flotan las notas del único café de máquina rico de la ciudad. Amo tener que ir al laboratorio por esos segundos de bienestar, imaginate. Tengo un rato de tiempo. Camino un poco, entro a Los Galgos. Sólo hay dos fluorescentes encendidos. Un mozo de noventa años me trae una coca y un ticket infame: ¡$5.5! Superó la cumbre de la sorpresa del miércoles (en un bar cooperativo una porquería saborizada chica, "para llevar", $3.25). Atónita. Con el Dipló en la mano te digo, querido, la guerra por el agua ya comenzó.

4 comentarios:

Laura dijo...

Sí, la guerra del agua saborizada.
Y los olores de la ciudad son algo que te hace pensar, seriamente, si no habría que huir ahora mismo (o, más práctico, hundirse en la niebla que llega, llega...).

Mercadito de barrio dijo...

"Tardamos veinte pesos en llegar"
Buenísimo, la unidad del tiempo en dinero.
Ayer pregunté cuán lejos estaba un lugar y en vez de distancia me contestaron en unidad minuto.

Laura dijo...

Ah, te contestaron a la europea!
Siempre me extrañó el acto de suponer la uniformidad de los movimientos físicos para la locomoción.

c. dijo...

10 minutes walking, sí, para quién...

(pensaba eso mismo)