miércoles, mayo 21, 2008

estábamos en un museo, en una pequeña habitación de museo. pero todas las paredes eran blanquísimas y nosotros, unos 15, aguardábamos inquietos. por lo visto esperábamos que viniera alguien a explicarnos cómo empezaba esa suerte de experimento de la que nosotros éramos, evidentemente, conejos de india. viendo que no pasaba nada, espío por una pequeña hendija y al momento estoy conversando con el chico que trabaja en un pequeño stand - la tienda de regalos del museo-. me dice que falta un buen rato y que si quería dar una vuelta. claro, vamos. caminábamos por un lugar que desconocía por completo, sorteamos unas calles peligrosas, me habló de su trabajo en el museo, de cuánto le gustaba, compramos algo de tomar -le tuve que decir antes: no tengo plata, me dejé el bolso allá- y llegamos a un gran puente, pero todo estaba muy oscuro. me contó que era de esquel. sólo dije, uy... y entendió con el gesto. me sugiere subir por el camino que ya había perdido todo carácter de urbano. casi en lo más alto encontramos una casa pequeña y derruida. él se manejaba con destreza. entramos. unos cuartos privados que habían pertenecido a sarmiento. (no se bien por qué pero estábamos seguros de eso). una cama, un piano de media cola, rústico, dañado, pero que sonaba bien y que anunciaba, en un costado, 1895. nos sentamos en la cama sintiéndonos herejes. de algún lugar aparecen otras dos chicas y discutimos sobre las políticas de conservacionismo de los patrimonios nacionales acá y en europa.

3 comentarios:

Haru dijo...

Imagino que le jugaste al 1895, ¿no???

Anónimo dijo...

y si! 1895 es el nro. de la casa de los viejos alla en Misiones.

tu hno.--
PD como sabes q sonaba bien el piano? Quien lo toco? el pibe de Esquel o sonaba solo?
Uh! me quedo la posdata mas larga que el texto! (Eso era un recurso literario, no?)

c. dijo...

no, che, no jugué a nada...

el piano, no recuerdo bien, lo tocaba él.