sábado, octubre 30, 2010

algo que había circulado antes.

"A mí no me gusta NK, ni me gusta CKF. No me gusta su estilo, no me
gusta Moreno ni me gusta lo que hacen en el Indec.

Pero llevaron adelante por lo menos 8 políticas centrales, medulares
de su gobierno, con las que yo estaba de acuerdo ... antes de saber ni
siquiera quién era Moreno: la ley de financiamiento educativo, la
renovación de la Corte, la política de ciencia y técnica, la
reapertura de los juicios por derechos humanos, la ampliación y
reestatización del sistema previsional, la reestatización de
aerolíneas, la asignación universal, la ley de medios, el matrimonio
igualitario, las retenciones y el tipo de cambio diferenciado para el
campo, etc.

Todas las anteriores son medidas que yo habría apoyado así las hubiera
tomado Macri, Duhalde o el Mono Relojero. Medidas de estas
características Alfonsín impulsó 3: la paz con chile, el juicio a las
juntas y la ley de divorcio. Menem, 1: el fin de la colimba. Eso me
pone mucho más cerca de este gobierno que de todos los anteriores. O,
mejor dicho, ellos se ponen más cerca de mí.

Son perfectas? No. Están dentro de lo que mi espíritu dialoguista,
democrático y negociador está dispuesto a aceptar? Sí, sin dudas.

Qué se hace, entonces?

Creer que este es un gobierno de patoteros porque está Moreno es por
lo menos equivalente a decir que este es un gobierno de intelectuales
porque están Pepe Nun u Horacio González.

Formar la propia opinión por supuestas intenciones ocultas y motivos
no declarados es, por lo menos, perder el foco.

Qué me importa si Kirchner quiere hacer una escalada en su conflicto
con la Iglesia, si el resultado es la ley de matrimonio gay? Tenía mil
maneras de molestar a los curas (empezando por sacarle los subsidios a
la educación religiosa, que está tan de moda pedir la eliminación de
subsidios), pero eligieron avanzar con un derecho.

Qué me importa si, en su fuero íntimo, CKF quiere quemarle las bolas a
los periodistas, si impulsan una ley que lees de punta a punta y lo
único que hace es promover más y más libertad de expresión.

Y qué me importa que no toleren las opiniones de otros, si esa misma
ley fue tomada de un foro democratico (como la coalición para una
radiodifusión democrática), si fue debatida públicamente durante un
año en foros públicos, si se discutió en el congreso y en los medios
como ninguna otra y se le introdujeron más de 100 modificaciones
propuestas por la oposición.

Qué me importa que les disgusten los fallos de los jueces, si
impulsaron la Corte de justicia más ejemplar de nuestra historia.

Qué me importa que su compromiso con los DDHH no sea sincero, si Astiz
está preso y si mis amigos pueden asistir al juicio por el Campo de
concentración de La Perla, donde mataron a sus padres.

Qué importa lo que yo crea de sus opiniones, de las de ella, de las de
él, de las de Aníbal, si los hechos, las leyes, las políticas están.

No me importa lo que ellos dicen, o lo que ellos piensan, o lo que
diga Morales Solá que "en realidad" ellos piensan. Me importa lo que
hacen. (cualquier análisis político a la Majul, basado en la
"obsesión", la "maldad", la "perversidad" de un gobernante, es torpe,
como mínimo)

Y, en todo caso, dentro de un año, o de cinco años, se van. Y si
cometieron delitos, iran presos. Y no pienso mover ni el meñique para
evitarlo.

Pero el Indec se arregla en dos semanas. Y la asignación por hijo no
se saca más, porque ya es un derecho que incorpora la sociedad; y sólo
queda ampliarlo.

No me los banco. Creo que tienen limitaciones ideológicas, políticas y
compromisos económicos que no me van a permitir nunca entusiasmarme.

Pero qué importa mi opinión, si dejan un país muchísimo mejor que el
que tomaron y, creo, mucho mejor del que hubieran dejado cualquiera de
los otros que hoy se postulan.

Discutir política está bueno..."

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