jueves, noviembre 25, 2010

algunos consejos de la guía de Narda (II)

  • Mi consejo: comprá solo y sin hambre. El carrito del supermercado NO es una atracción o un juguete: llevá al nene a la verdulería, le va a gustar.
  • La principal fuente de proteínas de los argentinos es la carne de vaca. Probá con otras opciones: otras carnes, queso, huevos, porotos, lentejas y pescados. Pensá en platos asiáticos, hindúes o étnicos que llevan menos carne y tienen mucho sabor.
  • Comprá el pollo entero y si precisás, pedí que te lo trocen. Congelá lo que no usás: con los huesos podés hacer el mejor caldo.
  • Tratá de comprar todo lo que puedas en su estado más natural posible. Fruta en lugar de jugos, pan negro de paquete en lugar del blanco, arroz integral y no sólo blanco; probá con alguna pasta, granola o muesli en lugar de copos, etcétera. Y ojo con los envases abollados o con letras borrosas.
  • En la verdulería preguntá de qué variedad es y de dónde viene cada producto, así vas a reconocer cuál te gusta más. Vale para manzanas, limones, frutillas, etcétera.
  • Comprá y tené en el freezer vegetales congelados. Te salvan en muchas ocasiones y agregan verdura a las comidas improvisadas.
  • Si vas a un local –una dietética, por ejemplo– que no te queda cerca o cómoda, comprá de más (dos kilos en lugar de uno).
  • Si comprás pan rico, de masa madre, comprá el que necesites ese día y algunos más para cortar y congelar.
  • Comprate un buen rallador y, ¡por favor!, rallá tu propio queso.
  • No compres siempre lo mismo. Cada visita al mercado, con o sin tiempo, debe ser diferente porque los productos no son siempre los mismos, las estaciones cambian. Hay que acostumbrarse a variar.
  • No busques sólo lo práctico, fácil de encontrar, descartable y listo para comer.
  • Para la sed, tomá agua y comprala en botellones, evitá la botellita. El resto de las bebidas son para otra cosa. Si querés una gaseosa, tomala, pero no para calmar la sed.
  • No seas inocente: a la hora de comprar, leé las etiquetas, fijate qué tiene lo que comés todos los días para saber de qué está hecho. Si no entedés qué es, googlealo, y después decidí si sigue o no en tu menú.
  • Y para cerrar, una vez más: comé en estación, dale, acostumbrate.

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