Hace tiempo Mariano y Rita por un lado e Irene por otro están tratando de convencerme de que una-mascota- en- mi- vida sería óptimo. Es qué ven mi vida muy mal? Es que saben que desde que vivo acá en Buenos Aires tengo ganas? Yo no sé. Pero resulta que ahora parece ser un buen momento. Y las indirectas aumentan. Y de la última camada a Irene le quedan 4 cachorros.
Desde ayer a la tarde, encuentro con Irene post parcial, no dejo de pensar en eso. En cómo me gustaría y en si es una buena idea o no. Porque me parece la cosa más simple del mundo y a la vez mucho trabajo y un compromiso a largo plazo. Pero también todos ellos se ofrecen a colaborar conmigo. No puedo traer a casa un cachorro de prueba. Es más, no puedo ni pasar a verlos porque sé que me volvería con uno. Es trabajo: sacarlo varias veces cada día de la vida, enseñarle a hacer sus cosas afuera, tener ganas de jugar, tener que volver cada noche a casa, organizarme si quiero viajar, tenerle paciencia al comienzo.
Tuve un perro antes: Ferox. Nos acompañó 14 años y lo quise profundamente. Pero claro, la casa de allá es más propicia, al menos más cómoda.
Sin querer empecé una encuesta. 4-1 a favor del perruno.
11 comentarios:
por supuesto, me uno a Mariano, Rita e Irene!!
No es que tu vida esté mal, es que un perro, sí, te cambia la vida, pero hay mucho más en favor que en contra. Seguro que se harán mucho bien. Y pocos seres tienen tanta energía como un perro.
Es cierto, tenés poco lugar; pero ¿y Porota? Y tendrás que organizarte, sobre todo cuando viajes. Pero siempre hay alguien que se hace cargo con cariño. Y también, alguna vez, lo podés llevar.
Tal vez somos, en algo, un poco más humanos con un perro. Como que te provocara a serlo.
Dale, Caro!!! decidite por el sí!!!
Contá 5 a 1 a favor del perrito (y de vos + el perrito).
besos
Vamos, Caro... ¿A quién querés engañar?... Si publicás una encuesta semejante en tu blog, es porque querés una respuesta por la afirmativa.
Pues bien, me sumo a los pareceres de Jorge: 6 a 1.
hey guys,
gracias por el apoyo.
sigo pensándolo.
pero germán, qué triste saberme tan obvia, tan predecible. no me lo hagas más. xx.
Le comenté a María Esther, y me salió con que "se le va a cortar la libertad" y no sé qué más (no cuento más, porque sería 6 a 2). Siempre el liberalismo está reñido con la fraternura.
Maria Esther es mi mamá duplicada.
A mi mamá ni le digo porque es capaz de llamarme tres veces por día para explicarme las desventajas. Por otro lado, anoche Mariano me dijo: Caro, yo te dije que vayas para adelante, entusiasmado, pero después lo pensé mejor. (ay, ay, ay, pensé yo). Y siguió: ahora laburás desde tu casa pero mirá si después conseguís un trabajo copado pero con horarios oficina. ... Además, te confieso, a mi me jode muchas veces tener que cambiar los planes porque tengo que volver a casa por ellas.
Más y más dudas.
Seguiré reportando.
Para alimentar la polémica: yo voto que no. Pero un no ahora, después, puede ser. Pero creo que la responsabilidad es mucha y por qué no disfrutar un poco más de la libertad?
Desde mi reducto porteño, urbano, liberal...
Cynthia
A favor: Irene, Rita, Jorge, Germán.
En contra: Augusto, Cynthia, Ma.Esther, mi madre.
Dubitativos: Mariano
Dear, no lo tomes a mal, porfi, pero mirá:
1) Ni Irene, ni Rita, ni Jorge ni yo vamos a tener que limpiar, alimentar, cuidar y responsabilizarnos de, con lo cual así es muy fácil decir que SI, DALE CARO, CONSEGUITE UN PERRITO.
(¿Se trata de un perrito? Porque mascotas hay de muchas especies...)
2) Pero ni Augusto, ni Cynthia, ni Esther ni tu mamá van a venir a ocupar el lugar que ocuparía, en su caso, esa mascota, con su cariño, su compañía, sus miradas y movidas de cola. Por supuesto que te dan cariño, compañía y miradas (dudo sobre la movida de cola), pero desde un lugar diferente.
¿Entonces? Que por más encuesta que hagas, si el mundo te dice que sí, y vos no, o viceversa, sos vos la que tenés que decidir.
El resto son sólo consejos. Y por ello es que yo te recomiendo un conejo. No porque sea mejor que un perrito, sino sólo porque rima.
A veces me preocupo porque salen y no sé quién los acompaña, o si hay alguien que va a defenderlos si van por la calle y pasa cualquier cosa. No sé qué necesidad de salir tienen si están mejor conmigo, en el jardín.
Pero bueno. Ahora me enteré que se van de viaje y me dejan con Lucía, que me trata bien, pero no es lo mismo. Así que me esfuerzo por moverles la cola, mirarlos, acompañarlos a juntar la ropa de la soga, no joderlos demasiado para cuando tengo hambre.
Puede ser complicado. Pero hago lo posible. Y ellos también.
Una lamidita cariñosa,
Porota
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