reveladora e importante como siempre, la tirada de tarot me sacó de un impulso arremetedor. sumado a esto, dormí con preocupaciones médicas flotantes. y a pesar de todo, empecé la semana llevando adelante un trámite postergado una semana.
al centro en un lunes de sopor (verano- nublado) resulta pesadillesco. y nunca más oportuno: me dirigí al infierno de dosuba, mi obra social (?). ésto, pertenece al infierno mayor de la burocracia, lógicamente. como en casi todos los sistemas sólo salís victorioso (rápido, efectivo, resuelto) si sabés las reglas. no es mi caso. hice dos colas equivocadas porque en ningún lugar dicen nada y mi lógica personal indica que, si tenés que pagar algo, tenés que ir a tesorería. en el asqueroso edificio de uriburu -como si todo no fuera poco- hay personal de seguridad cada 20 m2. (otra estafa). ¿me querés contar quién cuernos puede querer robar algo de ese nido de ratas? ¿no alcanzaría con un seguridad en tesorería, precisamente? por algún motivo asumo que ni a los cartoneros les resulta tentador ese antro de papeles y cajas húmedas. finalmente realicé con éxito la ardua tarea del pago atrasado (ya mencioné que sólo se puede pagar a término en rapipago??). te juro que pienso y pienso pero no lo entiendo. el sábado, sin ir más lejos, logramos hacer una reserva online para ir a un galpón a escuchar a los rockers del tango. ¿cómo una institución, con miles de afiliados y millones de empleados, no puede lograr algo un poco más acorde al siglo xxi, eh?
estamos pagando el pato de la transición analógico-digital. a mi me está crispando los nervios.