martes, diciembre 21, 2004

fragmento

Ese hombre que habla de libertad, ¿está seguro de que en su vida privada, en el terreno del matrimonio, de la sexualidad, de la paternidad o la maternidad, está dispuesto a vivir sin privilegios atávicos, sin autoridad despótica, sin machismo y sin feminismo entendidos como recíproca sumisión de los sexos?
Ese hombre que habla de derechos humanos, ¿está seguro de que sus derechos no se benefician cómodamente de una cierta situación social o económica frente a otros que carecen de los medios o de la educación necesarios para tener conciencia de ellos y hacerlos valer?
Es tiempo de decirlo: las hermosas palabras de nuestra lucha ideológica y política no se enferman y se fatigan por sí mismas, sino por el mal uso que les dan nuestros enemigos y el que, en muchas circunstancias, les damos nosotros.



Julio Cortázar, 1984
Argentina: años de alambradas culturales

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