miércoles, abril 30, 2008

- seguís vos?
- sí, todo esto, menos la carilla.
- qué rata!
- no es eso. es que no me sirve, abrocho los textos por separado.

(fotocopia)

- entonces sin abrochar.
- sí, gracias.
- querés una bolsita?
- no, tengo mis motivos ecologicistas.
- ´ta bien, cada uno con su dogma.


recién, en fsoc.

viernes, abril 25, 2008

Contrariamente a los occidentales que se esfuerzan por eliminar radicalmente todo lo que sea suciedad, los extremo orientales la conservan valiosamente, tal cual y para convertirla en un ingrediente de lo bello. Es un pretexto, me dirán ustedes, y lo admito, pero no es menos cierto que nos gustan los colores y el lustre de un objeto manchado de grasa, de hollín o por efecto de la intemperie, o que parece estarlo, y que vivir en un edificio o con utensilios que posean esa cualidad, curiosamente nos apacigua el corazón y nos tranquiliza los nervios.

Tanizaki, Elogio de la sombra.

jueves, abril 24, 2008

miércoles, abril 23, 2008

¿Pero por qué esta tendencia a buscar lo bello en lo oscuro sólo se manifiesta con tanta fuerza entre los orientales? (...) ¿Cuál puede ser el origen de una diferencia tan radical en los gustos? Mirándolo bien, como los orientales intentamos adaptarnos a los límites que nos son impuestos, siempre nos hemos conformado con nuestra condición presente; no experimentamos, por lo tanto, ninguna repulsión hacia lo oscuro; nos resignamos a ello como a algo inevitable: que la luz es pobre, ¡pues que lo sea!, es más, nos hundimos con deleite en las tinieblas y les encontramos una belleza muy particular.
En cambio los occidentales, siempre al acecho del progreso, se agitan sin cesar persiguiendo una condición mejor que la actual. Buscan siempre más claridad y se las han arreglado para pasar de la vela a la lámpara de petróleo, del petróleo a la luz de gas, del gas a la luz eléctrica, hasta acabar con el menor resquicio, con el último refugio de la sombra.

Tanizaki, Elogio de la sombra.


Se me empieza a hacer costumbre esto de cenar con velas. Cenar con velas, cocinar con velas, escribir con velas, bañarme con velas. Tercer apagón en lo que va del mes. Ya empiezo a disfrutarlo. Cuando vuelve el pulso, para setear el reloj despertador, debo mirar la hora en la computadora pues no tengo otro reloj.
¿Es ésta la preparación para la renuncia a este tipo de confort?.
(Realmente estaba leyendo esto anoche).
estaba más cerca de cerrar el blog que otra cosa y mirá.

martes, abril 22, 2008


compré clavos por $1. hablé 15 minutos con el ferretero sobre aluar, acindar, el cobre chileno, la sociedad de consumo, las pilas, las lámparas de bajo consumo. eran las 9.30 am. te lo juro.

viernes, abril 18, 2008

soñé con ella. la encontraba en un departamento que alquilaba. donde vivían dos chicos. me moría de amor y lo podía percibir. jugábamos toda la tarde. después me la traía conmigo. ése es el sueño de mi vida. hace meses. explicame para qué me desperté.

miércoles, abril 16, 2008

esta semana todo es cancelaciòn y renuncia. (estamos confundidos).

obsesión

LAS PILAS CONTAMINAN EL AGUA
LA LEY 24.051 LAS DECLARA RESIDUOS PELIGROSOS
  • UNA PILA COMÚN CONTAMINA 3.000 LITROS DE AGUA
  • UNA ALCALINA 175.000 LITROS
  • UNA BOTÓN 600.000 LITROS

QUÉ HACER CON LAS PILAS USADAS

Envasarlas en botellitas de plástico (bien secas!) de medio litro con su tapita. El envase es sanitariamente correcto y la única manera que ingresen a Ecovolta.






Recibimos hasta tres botellitas por persona en nuestros centros de recolección, con una donación. www.ecovolta.org.ar. clic en Que necesitamos.

AVISO IMPORTANTE:
En Ecovolta no recibimos:

  • Pilas sueltas
  • Pilas en cajas
  • Pilas en recipientes de plástico que no sean botellas de 500cm
  • Pilas en recipientes metálicos
  • Pilas en botellas o recipientes de vidrio.

Centros de Recolección

KIOSCO DE DIARIOS

Sobre Belgrano, entre Luis S. Peña y San José -
todos los días de 5 a 14 horas

DAISUKI PILAS

José María Moreno 777 -

Lunes a viernes de 9,30 a 13 - 16 a 20 horas

sábados igual horario

OHM - ELECTRÓNICA - ELECTROMECÁNICA
Paraná 119 - a seis cuadras del obelisco barrio San Nicolás
Lunes a viernes de 9,30 a 19 horas
Sábados de 9,30 a 13 horas




(los amigos de mi amiga son mis amigos)

martes, abril 15, 2008

[che, creo que me gusta el videoclip (.uy) de un tema que creo que se llama no cambiás más o un título igual de estúpido].

lunes, abril 14, 2008

al final me quedé y no fui. pero más que nada porque advirtió * en estas cuatro primeras clases hablo yo *. y más que nada porque no me siento del todo bien. y porque hoy es el primer día de la fase final - quiero creer- del trabajo en la casa. pero leo algo aquí, algo allá. hago cosas. hablo por teléfono con mi familia allá lejos, hablo con el señor de encarnación, así. después de un fin de semana jipi cuesta arrancar. (pero después de discutir cuesta arrancar también). pienso, por ejemplo, que si pudiera inventar algo me gustaría hacer una remera de mangas largas que fuera como una bolsa de agua caliente. con ese mecanismo, digo. una pequeña capa de agua caliente alrededor del cuerpo. sería estupendo. de seguro aliviaría muchos dolores. paso por blogs que nunca vi antes. ya no es lo que era (eso también está dicho). pero por ahí leo alguna cosita que me sobresalta. uno que dice por fin le saco provecho a vivir en esta ciudad de mierda!, mientras cuenta, feliz, que tiene entrada para ver a chico cesar (ya pasó, ya se). a mi cada tanto me pasa lo mismo. extrañarse. no deja de ser una cosa linda.

domingo, abril 13, 2008

viernes, abril 11, 2008

Es extraña esta ciudad
o yo estoy fuera de escala

g.c.

Estoy como Grenouille. No paro de oler. La ratonera en que se transformó la casa mutó de olor. Todas las cosas fueron al menos una vez cambiadas de lugar. (Acá se movió mucha energía). Sumale la pintura de esa pieza. Pronto se establecerá un olor nuevo. Después al subsuelo de Retiro. Tardamos veinte pesos en llegar. El taxista se despachó con consideraciones sobre la Llama Olímpica y sobre este país. Sigo. Arriba en Retiro. Desplegué mi campaña "trate bien a un empleado" y me fue bárbaro. Me tomó una carta de reclamo impecablemente escrita y me pasó el bendito número para acceder a la porquería que llaman tarjeta de viajero frecuente. De ahí a la Zona Baja, es decir, de la terminal Retiro al subte Retiro. Le decimos Zona Baja porque es idéntica a la zona de Encarnación que se apoda de igual manera. Ya en el subte me dieron arcadas. Volví con eso de que me resulta imposiblemente incomprensible que algunas personas elijan tomar un café o, peor aún!, comer en los bolichones del subte. Encierro+poco oxígeno+fritangas+multitudes. Ajá. En un ratito al laboratorio. Ahí si, charming. (El mismo olor que en las VHS de Berlin). También encerrado, también subsuelo pero en el aire flotan las notas del único café de máquina rico de la ciudad. Amo tener que ir al laboratorio por esos segundos de bienestar, imaginate. Tengo un rato de tiempo. Camino un poco, entro a Los Galgos. Sólo hay dos fluorescentes encendidos. Un mozo de noventa años me trae una coca y un ticket infame: ¡$5.5! Superó la cumbre de la sorpresa del miércoles (en un bar cooperativo una porquería saborizada chica, "para llevar", $3.25). Atónita. Con el Dipló en la mano te digo, querido, la guerra por el agua ya comenzó.

jueves, abril 10, 2008

sábado, abril 05, 2008

Que é pra acabar com esse negócio
De viver longe de mim
Não quero mais esse negócio
De você viver assim
Vamos deixar desse negócio
De você viver sem mim
REHENES DE MONSANTO
Dedicado a la gente del Mocase, y a los expulsados por la soja, la codicia, la ineptitud de los gobiernos, las topadoras y los plaguicidas.
Por
Dr. Raúl A. Montenegro, Biólogo.
Premio Nobel Alternativo (Estocolmo, Suecia)
Presidente de FUNAM.
Profesor Titular de Biología Evolutiva
en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina).

Qué duro es sentirse minoría en un país de falsas mayorías.
Qué duro es ver que el gobierno nacional y los ruralistas luchan entre sí cuando son cómplices necesarios del país sojero.
Qué duro es ver cacerolas relucientes y llenas de soja RR* en el asfalto civilizado de Buenos Aires.
Qué duro es ver las cacerolas renegridas y sin tierra de los campesinos de Santiago del Estero.
Qué duro es ver a los estudiantes de universidades argentinas con sus carteles de apoyo a los ruralistas en huelga, como si Monsanto y el Che Guevara pudieran darse la mano.
Qué duro es recordar que esas cacerolas relucientes, esos estudiantes movilizados y esas familias temerosas del desabastecimiento no salieron a la calle cuando los terratenientes de este siglo XXI expulsaron a familias y pueblos enteros para plantar su soja maldita.
Qué duro es ver la furia ruralista al amparo de reyes sojeros como el Grupo Grobocopatel.
Qué duro es ver el rostro reseco de Doña Juana expulsada, de doña Juana sin tierra, de doña Juana con sus muertos bajo la soja.
Qué duro es ver que se cortan las rutas para que China y Europa no dejen de tener soja fresca, y para que Monsanto no deje de vender sus semillas y sus agroquímicos.
Qué duro es comprobar, con los dientes apretados, y con el corazón desierto y sin bosques, que nadie habló en nombre de los indígenas expulsados de sus territorios, de sus plantas medicinales, de su cultura y de su tiempo para que la soja y el glifosato sean los nuevos algarrobos y los nuevos duendes del monte.
Qué duro es ver con las manos y tocar con los ojos que nadie habló en nombre de los campesinos echados a topadora limpia, a bastonazos y a decisiones judiciales sin justicia para que ingresen el endosulfán, las promotoras de Basf y las palas mecánicas con aire acondicionado.
Qué duro es saber que nadie habló en nombre del suelo destruido por la soja y por el cóctel de plaguicidas.
Qué duro es comprobar que muchos productores, gobiernos y ciudadanos no saben que los suelos solo son fabricados por los bosques y ambientes nativos, y nunca por los cultivos industriales.
Qué duro es saber que para fabricar 2,5 centímetros de suelo en ambientes templados hacen falta de 700 a 1200 años, y que la soja los romperá en mucho menos tiempo.
Qué duro es recordar que el 80% de los bosques nativos ya fue destrozado, y que funcionarios y productores no ven o no quieren ver que la única forma de tener un país más sustentable es conservar al mismo tiempo superficies equivalentes de ambientes naturales y de cultivos diversificados.
Qué duro es observar cómo se extingue el campesino que convivía con el monte, y cómo lo reemplaza una gran empresa agrícola que empieza irónicamente sus actividades destruyendo ese monte.
Qué duro es ver que el monocultivo de la soja refleja el monocultivo de cerebros, la ineptitud de los funcionarios públicos y el silencio de la gente buena.
Qué duro es saber que miles de Argentinos están expuestos a las bajas dosis de plaguicidas, y que miles de personas enferman y mueren para que China y Europa puedan alimentar su ganado con soja.
Qué duro es saber que las bajas dosis de glifosato, endosulfán, 2,4 D y otros plaguicidas pueden alterar el sistema hormonal de bebés, niños, adolescentes y adultos, y que no sabemos cuántos de ellos enfermaron y murieron por culpa de las bajas dosis porque el estado no hace estudios epidemiológicos.
Qué duro es saber que los bosques y ambientes nativos se desmoronan, que las cuencas hídricas donde se fabrica el agua son invadidas por cultivos, y que Argentina está exportando su genocidio sojero a la Amazonia Boliviana.
Qué duro es comprobar que las cacerolas relucientes son más fáciles de sacar que las topadoras y el monocultivo.
Qué duro es comprobar que en nombre de las exportaciones se violan todos los días, impunemente, los derechos de generaciones de Argentinos que todavía no nacieron.

Qué duro es ver las imágenes por televisión, los piquetes y las cacerolas mientras las almas sin tierra de los campesinos y los indígenas no tienen imágenes, ni piquetes, ni cacerolas que los defiendan.
Qué duro es comprobar que estas reflexiones escritas a medianoche solo circularán en la casi clandestinidad mientras Monsanto gira sus divisas a Estados Unidos, mientras las topadoras desmontan miles de hectáreas en nuestro chaco semiárido para que rápidamente tengamos 19 millones de hectáreas plantadas con soja, y mientras miles de niños argentinos duermen sin saber que su sangre tiene plaguicidas, y que su país alguna vez tuvo bosques que fabricaban suelo y conservaban agua.
Muy cerca de ellos las cacerolas abolladas vuelven a la cocina.

*
soja resistente a glifosato (herbicida de amplio espectro), comúnmente denominada soja RR
(Roundup Ready). En la actualidad el 90% de la soja en Argentina es transgénica.


"C." escribió:

http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-101876-2008-04-04.html

http://www.territoriodigital.com/nota.aspx?c=9975677852997159

http://www.primeraedicionweb.com.ar/index.php?idnoticia=3588&dgprincipal=nota&tipo=digital&idEdicion=

"J." responde:

me recuerda, inmediatamente, lo de Ignacio Lewkowitz: "violencia, no ya disciplinaria ni de todos contra todos, sino violencia de cualquiera contra cualquiera".
Es, para mí, en lo concreto y cotidiano, la crisis del contrato social, la escuela como escenario público donde emergen los conflictos -dirimidos de manera violenta- que pululan en la sociedad, y la insuficiencia de los lazos sociales débiles. Como en estas escenas: no alcanza con múltiples espacios de pertenencia, de reconocimiento mutuo, de reciprocidad y gratitud (como dice Ricoeur). También hace falta reconstituir el valor de la vida del otro que parece insignificante, ya no sólo en Auschwitz o en los "centros de permanencia temporaria" para los inmigrantes o en los "time-out" para adolescentes descarriados en Barcelona o Suiza (creaciones cultas de la vieja Europa culta).
Los pibes maman lo que la sociedad "educadora" enseña. Entre otras cosas, la insignificancia de la vida, que no tiene otro significado que el del excremento. Y la resolución de los conflictos de manera violenta.
Además de la escuela, el Estado, los programas sociales, ¿qué hacemos frente a esto? (además de pensar y generar la crítica acerca de por qué, de golpe, los medios se hacen eco de hechos de violencia, hace 3 o 4 días, en las escuelas, que ocurren hace años cotidianamente) -me acuerdo que, hace 10 años, en varias escuelas donde íbamos con la cátedra, algunas directoras armaban un espacio, un aula, un salón o un mueble, para que los chicos, de Primaria, dejaran sus armas al entrar...
¿Cómo trabajar para reconocer y asumir los conflictos y para aprender a dirimirlos de maneras no violentas, devolviendo valor a la palabra?
cariños
j.

viernes, abril 04, 2008

todavía está mal visto hablar sólo y en voz alta por la calle. claro que si tenés un adminículo en la oreja o tu cara pegada al teléfono y la mirada en un punto ciego y estás caminando no. la gente no se apiada de estos últimos como de los primeros.
siento incomprensión por el mundo, creeme.
no tiene paz.

y me hace doler de risa.

demasiada exigencia. demasiado todo junto. maratón. encima se supone que llegás a descansar a tu casa y acá el caos de la incompletud polvorienta te abofetea sin tregua. una parte de mi dice stop. sí, el cuerpo. que son todas estas piruetas, tan de repente?. volver a la facu, poca cosa. veo a los nuevitos pasear por ahí, tan entusiasmados, ni ternura me da. se juntan en el bar a charlar cosas, a hacer trabajitos. si miro para atrás tampoco lo entiendo. después hay una docente que me encandila. por lo linda nomás. y el jefe que no parece dijo, al pasar, la sociedad es una orquesta que desafina. yo después de eso no escuché por un rato su voz mendocina, te digo. y esa noche, que entre la milhoja de papas y el helado audicioné para el bac? a decir verdad tengo terror de que venga alguien y me diga: si te interesan tantas cosas no te interesa nada. como se dice de la música, un poco. igual no me quejo, eh, no no no. tengo prohibido eso. sí tengo permitido dormir una siesta alguna vez o quedarme dormida como ayer en cualquier lado. siempre que sea entre conocidos, claro.
todo esto es como el otoño y hay que tenerle paciencia y sentarse a ver caer las hojas.

jueves, abril 03, 2008

martes, abril 01, 2008